Actualmente, la finca se divide en dos viviendas independientes, ideales tanto para un proyecto familiar como para una inversión.

Parte B – Tradición y calidez en cada rincón

Esta parte de la casa mantiene la magia de las construcciones de antes: techos con vigas vistas, suelos de barro cocido y ventanas de madera que dejan entrar una luz suave y acogedora. Esta vivienda de tres plantas, es una de esas casas que, sólo al cruzar la puerta, te hacen imaginar todo lo que podría llegar a ser, espera a alguien con ganas de volverla a hacer brillar.

Parte A – Un pequeño refugio con jardín

La segunda vivienda, más pequeña y acogedora, ha comenzado también su reforma. En este caso, las habitaciones se sitúan en la planta baja, aprovechando la frescura natural del espacio, mientras que la zona de estar y la cocina se encuentran en la planta superior, abierta al exterior y bañada de luz y vistas.

En conjunto, esta propiedad es mucho más que una casa para reformar: es uno donde combinar tradición y modernidad, donde crear un hogar familiar o dos viviendas con personalidad propia.